"¡Buenos diputados, buenos ministros y buenos consejales! ¡Bonito canto de sirena! Se necesita estar sordo y ciego para no comprender que todos son lo mismo. Como tú, hablan todos los que tienen necesidad de ser elegidos. Todos buenos, todos democráticos; nos pasan la mano por el lomo, llaman a nuestras compañeras para saludarlas, a nuestros niños para besarlos; nos prometen ferrocarriles, puentes, agua potable, trabajo, pan a buen precio, protección del Estado... Todo lo que se quiera. Y después, si te he visto no me acuerdo. Una vez elegidos, adios promesas. Nuestras compañeras y nuestros hijos pueden morirse de hambre; nuestro país puede verse asolado por las fiebres y toda clase de calamidades; el trabajo se paraliza y pan falta para la mayor parte, y el hambre, la miseria hacen estragos por doquier. ¡Pero qué! El diputado no se ocupa para nada de nuestros desastres. Para estas cosas esta la policía. Para otro año se reanudará la burla. por el momento, pasada la fiesta, engañado el santo. ¿Y sabes, el partido político, el color político, nada importa; todos, todos son iguales. La única diferencia es que los unos se nos presentan cínicamente como son, mientras que los otros nos llevan con su charla a donde quieren, haciéndose pagar banquetes y otras zaranjadas."
Errico Malatesta: En tiempo de elecciones.